miércoles, 18 de mayo de 2011

ALIANZA PARA COMBATIR EL NARCOTRÁFICO HARÁN COLOMBIA, MÉXICO Y PANAMÁ

Así lo anunciaron este miércoles en Panamá los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe; México, Felipe Calderón; y Panamá, Ricardo Martinelli.

El anuncio fue hecho por los tres mandatarios a la prensa tras reunirse el miércoles por segunda ocasión, luego de que Martinelli tomara posesión como el nuevo gobernante de Panamá. "Hoy (miércoles) hemos acordado los términos de una gran alianza entre Colombia, Panamá y México para enfrentar y derrotar a un enemigo común: las organizaciones criminales que han asolado desde hace tiempo a la región latinoamericana", aseveró Calderón. El mexicano indicó que los tres presidentes están decididos a actuar de manera coordinada, compartiendo sus experiencias y conociendo más de "la muy positiva experiencia del presidente Uribe, que ha marcado un cambio muy claro en Colombia".

Añadió que trabajarán juntos para resolverle al ciudadano el problema de la seguridad pública, una preocupación muy común en los tres países. Los tres gobernantes coincidieron en impulsar una mayor integración para enfrentar este flagelo, además de facilitar el intercambio de información entre los países latinoamericanos. En la primera reunión entre los tres presidentes, celebrada en la mañana de hoy, el mandatario mexicano invitó a Martinelli y a Uribe a participar en la próxima Cumbre Regional Sobre el Problema de las Drogas, Seguridad y Cooperación, que se celebrará en México. El tema de la cumbre será el fortalecimiento de la cooperación regional contra los carteles del narcotráfico. Asimismo, se destacó el inicio de operaciones de la empresa Interconexión Eléctrica Colombia-Panamá y la conclusión de la interconexión eléctrica México-Guatemala, que contribuirán a consolidar un mercado eléctrico regional. De igual forma se habló sobre la promoción del desarrollo regional a través del proyecto Mesoamérica, y de otros programas similares que se promueven en la zona. Ciudad de Panamá (Efe).

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5568933

NARCOTRÁFICO Y LOS CARTELES DE LA DROGA EN COLOMBIA

La ausencia del estado en la regiones apartadas del país, la falta de ayudas al sector agrícola, el desempleo campesino, las condiciones de pobreza y la falta de vías de comunicación, fueron unas de las causas que hicieron que el narcotráfico se expandiera en todo el país, los campesinos al ver que este negocio le dejaban una gran suma de dinero empezaron a consolidarse como grandes empresarios que lentamente se fueron adueñando de las mejores tierras cultivables.

En si el narcotráfico en Colombia es la producción y distribución de drogas ilícitas de efectos psicotrópicos en el país, desde sus inicios hasta la actualidad Colombia ha tenido cuatro de los carteles del narcotráfico más poderosos del mundo, que en algunos lugares crearon una nueva clase social e influenciaron grandemente la cultura colombiana. Hasta el punto de llegar a cambiar el vocabulario pues estos, podríamos decidirlo se inventaron unas palabras que solo ellos conocían para uso interno del cartel y que luego se expandió a todas las clases sociales del país, a este fenómeno se le conoce como parlache.

El primer cartel y el más influyente de Colombia fue el cartel de Medellín, fundado por el capo de capos Pablo Escobar. Existió desde la década de 1970 y desapareció alrededor de 1993 con la persecución y muerte de Pablo escobar, el patrón, el capo de capos. Sus miembros principales fueron Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos ocho (Fabio, Jorge Luis y Juan David) y Carlos Lehder Rivas.

El Segundo cartel más influyente de nuestro país Colombia, fue el cartel de Cali, surgió de la mano de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. En su época dorada, el cartel de Cali fue señalado por las autoridades estadounidenses de ser el responsable del envió del 80% de la cocaína que llegaban a las calles de estados unidos, por esta razón llego a ser catalogado como la organización criminal más peligrosa del planeta. El tercer cartel es el del norte del valle. Este opera principalmente en el norte del Valle del Cauca, al suroeste de Colombia, tuvo un importante crecimiento a mediados de los años 1990, después de que los carteles de Medellín y Cali se fragmentaran, y hoy día es conocida como una de las organizaciones más poderosas dedicadas al negocio ilícito del tráfico de drogas.

el cuarto y último cartel es el de la costa, esta fue una organización que funcionaba en la ciudad de Barranquilla y en la región Caribe, al norte de Colombia, controlaba el comercio de droga con otras regiones del país con países limítrofes, además de la producción local. El jefe de dicha organización era Alberto Orlandez Gamboa alias “Caracol “quien fue extraditado a Estados Unidos en el año 2000 y condenado a 40 años de prisión en 2005.

REVISTA SEMANA

domingo, 15 de mayo de 2011

¿NARCOTRÁFICO – CONFLICTO ARMADO – ECONOMÍA?

Uno de los fenómenos surgidos a raíz de los procesos de globalización y que afecta a la economía, la política y seguridad nacionales e internacionales y a la sociedad en general es el narcotráfico, industria que ha aumentado considerablemente en Colombia a partir de los años setenta.


En el presente artículo se tratará de esbozar brevemente el rol jugado por algunas elites, políticas, guerrilleras y paramilitares en relación con las organizaciones narcotraficantes por la vía de alianzas coyunturales. La relación de estos grupos selectos con el narcotráfico confirma una tesis ampliamente difundida según la cual la industria de las drogas ilegales ha penetrado la totalidad de la sociedad colombiana.


En Colombia, el narcotráfico ha logrado insertarse de forma relativamente exitosa en las esferas política y económica. En el primer caso,  gracias a la formación de redes de apoyo social, militar y político que le han permitido funcionalizar las estructuras jurídico- políticas de acuerdo a sus necesidades;  y en el segundo, gracias a una especial adaptación de las políticas de crecimiento orientado a la exportación, que hacen del narcotráfico una empresa perfilada a la demanda y  la internacionalización, con una división del trabajo muy estricta entre diferentes localizaciones, capaz de ajustarse a  las dinámicas de la economía global.


El narcotráfico ha tenido grandes efectos en la configuración reciente del conflicto armado colombiano, es muy importante determinar hasta qué punto es acertada la postura según la cual este (el narcotráfico) es la fuerza motriz de aquel (el conflicto), de forma tal, que la lucha contra la droga y el narcotráfico deviene en sí misma una condición necesaria y suficiente para la resolución de dicho conflicto.


El interés por avanzar en esta perspectiva viene dado por el actual enfoque de las políticas de seguridad colombiana y norteamericana que tienen como premisa fundamental la idea de que el narcotráfico constituye el factor central a combatir con miras al logro de la paz en Colombia, enfoque que se ha basado en dos prospectos particulares, por un lado la confrontación de la guerrilla (FARC-ELN) bajo la etiqueta del narcoterrorismo, por otra parte, la asimilación y convalidación legal del paramilitarismo dentro del narcotráfico.


Lo que dichas políticas evidencian, es que el narcotráfico dentro del conflicto armado, se encuentra patente en la fusión de las distintas políticas que sean tomadas, supone serios problemas no solo para el entendimiento de la situación colombiana, sino para su camino hacia una paz sostenible y sustentable. De ahí que se requiera una estrategia de seguridad efectiva que debilite las opciones militares de los grupos armados, pero también, un programa de desarrollo social y económico de amplio alcance que perjudique su argumentación ideológica y, por ende, ayude a generar un contexto en el que se pueda poner fin al conflicto. Con lo anterior no se desconoce que las posibilidades de poner fin al conflicto en Colombia aumentarían considerablemente si se diera solución el problema de la droga,  solución que no se reduce a un control de la oferta, como lo aducen las actuales políticas antinarcóticos sino que debe enfocarse también a la demanda creciente de drogas en los grandes centros de consumo en Estados Unidos y Europa.


Por otro lado, los obstáculos presentados en el actual proceso con las AUC, deben servir de experiencia para futuras desmovilizaciones. En primer lugar, para dejar en claro que el narcotráfico, como los crímenes atroces, no son materia de negociación, si es que se quiere lograr un proceso apegado a los principios del Estado de derecho. En segundo lugar, que debe darse un debate que aclare las condiciones bajo las cuales un grupo armado ilegal puede llegar a ser considerado con estatus político, de tal forma que, ni se desconozcan las reivindicaciones políticas e ideológicas de algunos sectores, ni se aliente la formalización del paramilitarismo como actividad política.